𝐑𝐚𝐦𝐢 𝐛𝐚𝐫 𝐈𝐞𝐣𝐞𝐳𝐤𝐞𝐥 𝐟𝐮𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐯𝐞𝐳 𝐚 𝐁𝐧𝐞𝐢 𝐁𝐫𝐚𝐤 y vio cabras pastando bajo unahiguera. De los higos goteaba miel y de las cabras leche, y ambas se entremezclaban.
𝐃𝐢𝐣𝐨 𝐞𝐧𝐭𝐨𝐧𝐜𝐞𝐬: “¡𝐇𝐞 𝐚𝐪𝐮í, 𝐭𝐢𝐞𝐫𝐫𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐚𝐧𝐚 𝐥𝐞𝐜𝐡𝐞 𝐲 𝐦𝐢𝐞𝐥”(𝐓𝐚𝐥𝐦𝐮𝐝, 𝐊𝐞𝐭𝐮𝐛𝐨𝐭 𝟏𝟏𝟏𝐛).𝐑𝐚𝐛í [𝐑𝐚𝐛í 𝐈𝐞𝐡𝐮𝐝á 𝐇𝐚𝐍𝐚𝐬í, 𝐞𝐥 𝐜𝐨𝐦𝐩𝐢𝐥𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐌𝐢𝐬𝐡𝐧á] 𝐩𝐫𝐞𝐠𝐮𝐧𝐭ó 𝐚 𝐑𝐚𝐛í 𝐏𝐫𝐢𝐝𝐚:“¿No me mostrarías los racimos de uvas de tu viñedo?”.
Rabí Prida accedió, y lollevó para mostrárselos. Cuando se encontraban aún distantes, Rabí observó a lolejos y vio lo que parecía ser un buey entre las viñas.Le preguntó: “¿El buey, no daña las viñas?”.Y Rabí Prida respondió: “Aquel ‘buey’ que ves, ¡es un racimo de uvas!” (𝐓𝐚𝐥𝐦𝐮𝐝𝐈𝐞𝐫𝐮𝐬𝐡𝐚𝐥𝐦í, 𝐏𝐞á 𝟕:𝟑).
Sucedió cierta vez que un hombre tenía una hilera de higueras y cuando fue [a inspeccionarlas] las encontró rodeadas por un cerco de miel (𝐢𝐛í𝐝.).𝐑𝐚𝐛í 𝐒𝐡𝐢𝐦ó𝐧 𝐛𝐞𝐧 𝐉𝐚𝐥𝐚𝐟𝐭𝐚 𝐝𝐢𝐣𝐨: sucedió una vez que Rabí Iehudá dijo a su hijo en Sajín: “Ve y tráenos un higo seco del barril”.
El hijo fue y, cuando introdujo su mano, encontró que estaba lleno de miel. “Padre”, dijo, “¡[el barril] contiene miel [y no higos]!”. Su padre le respondió: “Sumerge tu mano nuevamente y encontrarás higos” (𝐢𝐛í𝐝.).𝐑𝐚𝐛í 𝐉𝐢𝐬𝐝á 𝐞𝐧𝐬𝐞ñó:
¿Cuál es el significado del versículo (Jeremías 3:19) que expresa: Y te daré una tierra deseable, la herencia del ciervo?
¿Por qué es comparada la Tierra de Israel a un ciervo?
Viene a enseñarnos que tal como la piel del ciervo no puede abarcar su carne [es decir, luego de arrancada no puede volver a estirarse para cubrir otra vez al animal], del mismo modo la Tierra de Israel no puede contener todos sus frutos (𝐊𝐞𝐭𝐮𝐛𝐨𝐭 𝟏𝟏𝟐𝐚).